miércoles, 13 de mayo de 2009

Saquean oro del norte paceño

La Razon

La elevada cotización del oro en el mercado internacional ha motivado el asentamiento de cerca de 50 operaciones mineras ilegales en el Área Nacional de Manejo Integrado Apolobamba, en el departamento de La Paz.

“Se han identificado 48 actividades, obras o proyectos mineros que tendrían una concesión o un contrato de arrendamiento; adicionalmente, existen aproximadamente 50 actividades mineras ilegales”, informó ayer a

La Razón Karla Villegas, técnico de la Dirección de Monitoreo Ambiental del Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernap).

Esta entidad, junto a la Fundación MEDMIN, presentó ayer el proyecto de reinventariación de actividades mineras auríferas en Apolobamba, realizado entre diciembre del 2008 y marzo de este año y financiado por la cooperación española.

De acuerdo con el estudio, la actividad minera se incrementó en un 300% en los últimos 12 años (entre 1997 y 2009); período en el que el precio del oro pasó de $us 250 hasta más de 1.000 dólares la onza troy. Ayer, el metal se cotizó en $us 920 en Londres.

Villegas explicó que las actividades ilegales son realizadas por barranquilleros (recicladores de mineral), núcleos familiares, personas individuales e incluso algunos ciudadanos peruanos.

El área protegida Apolobamba comprende una superficie de 4.840 km2 y está ubicada al noroeste de La Paz, en las provincias Franz Tamayo, Bautista Saavedra y Larecaja. Parte de ella se halla en la frontera con Perú.

El responsable de Minería de la Prefectura paceña, Ramón Coronel, denunció a este medio que “por concepto de regalías se está escurriendo bastante mineral aurífero a Perú, país que lo toma como producción propia”.

Agregó que junto al Sernap se prevé la elaboración de una ley para la comercialización de oro, para “tratar de captar esos recursos económicos” para la región.

El estudio revela que la producción total de oro en Apolobamba es de 14 kilos al mes y que el consumo de mercurio para procesar el mineral es de 28 kilos.

Sin embargo, Félix Carrillo, técnico de MEDMIN, remarcó que esas cifras son las mínimas ya que es difícil establecer las cantidades reales de producción aurífera y de uso de mercurio.

“Estamos muy preocupados por la cantidad de mercurio que se está utilizando y por la explosión de actividades mineras en la zona. La situación se complica más si se observa que las actividades mineras no tienen adecuadas prácticas para recuperar el oro a través del mercurio”, afirmó el director de Monitoreo Ambiental del Sernap, José Coello.

De las 48 operaciones legalmente establecidas (ocho paralizadas), sólo dos tienen licencia ambiental, añadió Villegas.

Félix Carrillo explicó que en la parte alta la mayoría de los mineros trabaja en yacimientos primarios y emplean métodos artesanales. En cambio, en la región baja se vio un mayor grado de mecanización para explotar vetas aluviales, en las que el mineral es transportado y depositado por corrientes de agua.

En ambos sectores la contaminación ambiental es evidente. El estudio señala que parte de los residuos sólidos y líquidos de las bocaminas tiene como destino final quebradas y ríos temporales, donde se alimenta el ganado (en su mayoría camélido), y otros permanentes como el Suches, afluente del lago Titicaca.

Tanto la producción lícita de oro como la clandestina es comercializada cada viernes en la feria de Chajepampa, en el cantón Suches de la provincia Franz Tamayo. Allí, se compra y vende oro y mercurio. Este último puede costar hasta 50 dólares el kilo.

Contaminación

Flora • El estudio en Apolobamba señala que las prácticas mineras han causado deforestación, pérdida de áreas de pastoreo y ha afectado también a cultivos como el de arroz.

Fauna • Identificó además la muerte de peces por la contaminación de ríos y la migración de animales domésticos y silvestres a causa del ruido. La minería ha destruido también el hábitat de muchas especies.

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