martes, 26 de mayo de 2009

Emergencia ambiental por efecto de contaminación minera en Oruro

No es una novedad, más bien resulta una ratificación el hecho de existir una muy severa contaminación ambiental en gran parte del Departamento de Oruro debido al trabajo de más de 300 minas, la mayoría que opera con sistemas tradicionales y eliminan aguas ácidas de manera directa hacia varios ríos que desembocan en los lagos Uru – Uru y Poopó, ocasionando erosión de tierras cultivables y alto grado contaminante en agua para cultivos y consumo humano y del ganado en la zona altiplánica.
Un seminario que se desarrolló recientemente en la ciudad de Oruro sobre el tema del medio ambiente analizó las denuncias de pobladores de muchas comunidades que son afectadas por las aguas provenientes de las minas, pero principalmente del distrito de Huanuni, cuyo grado de control resulta realmente alarmante y obliga a la adopción de medidas urgentes.
La minería “tradicional” así definida por sus antiguos sistemas de operación en los que no se tomaron en cuenta técnicas de control y mitigación del efecto causado por la expulsión de las aguas mineralizadas, ocasionó por muchas décadas daños prácticamente irreparables en gran parte de las comunidades aledañas a los centros mineros, como si fuera poco, la parte oeste de la ciudad de Oruro también sintió “de siempre” la contaminación por agua de copagira y por “el lavado” de los desmontes en las faldas del Pie de Gallo y por tanto en Oruro la contaminación fue un hecho concreto.
La situación de emergencia del presente es consecuencia del crecimiento de la población en comunidades agrarias y la necesidad de salvar los medios de subsistencia que se dan con la ganadería y la agricultura y que se complican por la contaminación de los ríos que reciben aguas altamente mineralizadas.
De momento el Viceministerio de Medio Ambiente, Biodiversidad y Recursos forestales posee un detalle de los daños causados por la actividad de más de trescientas minas que operan en un radio de acción que abarca las cuencas hidrográficas del Departamento de Oruro, razón por la cual se determinó una declaratoria de “emergencia ambiental”, instancia que podrá cumplirse de manera práctica por una decisión final del Consejo Nacional para la Reducción de Riesgos y Atención de Desastres (Conarade).

OTROS FACTORES CONTAMINANTES
No sólo deberían tomarse en cuenta reclamos de campesinos de comunidades rurales, lo cierto es que Oruro en su generalidad vive bajo factores muy serios de alta contaminación, por ejemplo en el extremo Este, donde se ubica el Complejo Metalúrgico de Vinto y desde donde se contamina gran parte de la zona pese a los esfuerzos por minimizar los efectos que causa la fundición.
En la parte Este de la ciudad está ubicado el río Tagarete, abierto en toda su extensión y altamente contaminante, recibe aguas ácidas del sector Oeste, pero además es el receptor de aguas servidas de gran parte de la ciudad, hecho que lo convierte en el más peligroso enemigo de la salud, especialmente de los vecinos de la zonas bajas de la ciudad.
Pero volviendo al problema de la contaminación departamental, las quejas están dirigidas a las muchas minas “tradicionales” incluyendo Huanuni y otros centros también dependientes de la Comibol que ocasionan erosión de tierras, contaminación de fuentes de agua potable, lo que ocasiona a su vez la muerte de peces en los lagos, desaparición de aves silvestres y otra fauna, pero además desnutrición y malformaciones en el ganado altiplánico.
Bajo tales condiciones la declaratoria de “emergencia ambiental” no deja de ser una medida de contenido alarmista porque en Oruro la contaminación es cosa de todos los días con mayor o menor intensidad sin que hubiera generado políticas o programas responsablemente prácticos para disminuir ese impacto que ha causado mucho daño y que efectivamente debería ser eliminado.
El gran problema es que ninguna autoridad departamental, ni ministerial han adoptado soluciones precisas para mitigar el problema a través de sugerencias para la aplicación de ciertos sistemas de control de las aguas ácidas como lo hacen las empresas de la minería mediana. Ongs que reciben presupuestos especiales para tratar el tema del medio ambiente no han abordado este tema de la contaminación de Oruro departamentalmente, sino sólo de empresas de la minería mediana que pueden costear programas de control, auditajes y hasta mantener campañas sostenidas para contrarrestar el ataque de las Ongs.
Oruro vive con una sostenida contaminación y la emergencia actualmente aplicada debería servir para encarar el problema de manera integral con un verdadero programa técnico y adecuadamente estructurado, de manera que su aplicación sea beneficiosa para la comunidad y no sólo sirva de alimento a las campañas de organizaciones medio ambientalistas.

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