domingo, 18 de enero de 2009

“Industrialización del litio marcará el futuro del país”

El titular de Minería hace referencia a los proyectos y desafíos del sector en un año que adelanta será complicado y difícil por los efectos de la crisis global. Destaca en la lista una prioridad, la industrialización del litio, y una propuesta, la asociación con los países productores de la región para incidir en los precios mundiales de minerales como el estaño, el zinc y el cobre.

¿Cómo está el sector luego del remezón producido por el bajón de los precios de los minerales como efecto de la crisis internacional?
Las perspectivas de la minería son difíciles, no sólo para Bolivia sino para el mundo. La minería está en crisis y eso significa que habrá una menor demanda, sobre todo de industrias como la automotriz. Frente a ello, el Gobierno tiene maneras de enfrentar la crisis.

¿Cuáles?
En primer lugar, a través una política de industrialización, que ya comenzó.

¿Quiere decir que ya tenemos productos con valor agregado?
Bismuto metálico, aunque todavía en cantidades pequeñas. Produciremos también cobre metálico en tres meses más, como parte de un emprendimiento estatal. Luego iniciaremos un proyecto mayor en asociación con los coreanos en Corocoro, que va desde la exploración hasta la producción de cobre catódico. Por otro lado, en un mes tendremos habilitada la planta de ácido sulfúrico de Eucaliptos, que servirá para lixiviar el cobre de Corocoro. No nos olvidemos de Huanuni, donde este año construiremos un nuevo ingenio, donde se traten entre 2.500 a 3.000 toneladas diariamente.

¿Karachipampa?
Está en proceso, son 40 años que tardará el proyecto desde mayo de este año.

¿Litio?
La planta piloto, que está en plena construcción, debe empezar a funcionar en diciembre. Por lo tanto, hablamos de bismuto, cobre, estaño y carbonato de litio.

¿Y el Mutún?
Hubo un pequeño retraso, pero estamos a punto de solucionar el problema de la entrega del área de contrato. El proyecto debe arrancar, como máximo, en febrero, con una inversión de por lo menos 250 millones durante este año. (El proyecto) es un ejemplo de que pretendemos una nueva relación con la empresa privada: que el empresario gane pero sin saquear, que explote pero que respete el medio ambiente, que reconozca los derechos laborales y de los pueblos indígenas, y que respete los cambios políticos del país.

Actualmente, ¿hay alguna empresa que no cumpla con estas condiciones?
No. Ayer, por ejemplo, nos reunimos con los representantes de Sinchi Wayra, quienes finalmente accedieron a no dar curso a las cartas de preaviso y despidos. Desde el lunes se estudiarán mecanismos que permitan mejorar la productividad.

¿Y qué pasa con los mineros que quedaron desempleados en Potosí?
Los efectos fueron muy fuertes en Potosí, porque el precio del zinc bajó demasiado.



¿Cree que hubo problemas de previsión?
Seguro que sí. Los precios subieron bastante pero no se plasmaron en reservas, eso no puede volver a suceder.

¿De quién depende plantear políticas en ese sentido: del Gobierno o de productores?
Sobre todo de los productores. Nosotros planteamos un incremento de los tributos, que beneficie tanto al Estado como a la creación de un fondo de recuperación de la minería, pero no lo aceptaron. Ese dinero no iba a servir, como en el pasado, para llenar los bolsillos de los gerentes y ministros.

Considerando que la crisis mundial está latente, ¿cree que es momento de lanzar muchos de los emprendimientos de industrialización mencionados?
Somos conscientes de ello. De hecho existen muchos emprendimientos que quedarán congelados por la crisis.

¿Cuáles?
Relave San Miguel, proyecto que no puede arrancar porque el precio del zinc está muy bajo. Por otro lado, en Huanuni tenemos en puertas el proyecto de los complejos, el ingenio mismo está listo, pero no podemos comenzar mientras los precios sigan bajos.

A pesar de que son factores externos, ¿qué capacidad de control tiene el país sobre algunos efectos de la crisis como los precios bajos?
Muy poca capacidad de control. Lo que se está estudiando es la asociación de los países productores que conforman Unasur. Si se llega a consolidar este proyecto, podríamos influir de manera importante en los precios, sobre todo del estaño. Sólo Bolivia, Perú y Brasil tienen una participación en el mercado mundial del 30 por ciento, aunque no tengo a mano las cifras exactas. Por su parte, sólo Perú y Chile controlan el mercado mundial del cobre. Si Bolivia empieza con el emprendimiento de Corocoro en un año o dos, podría producir hasta 50 mil toneladas de cobre, lo que nos situará entre los 15 países productores mundiales de este mineral. Si el proyecto prospera, se podrán generan mecanismos de defensa frente a las fluctuaciones mundiales.

¿Cuán avanzada está la propuesta?
Se le ha entregado el proyecto al Presidente y él lo está estudiando. De aprobarse, será planteado en su momento a los países de la región sudamericana.

Además del estaño y el cobre, ¿qué otros minerales serán considerados?
Estamos hablando del cobre, del zinc, del estaño, de la plata, del bismuto y del wolfram.

Dentro de todos los proyectos que tiene su ministerio para este año, ¿cuál es prioritario?
El del litio es el principal. La perspectiva con este proyecto es inmensamente gigante.

¿Cuál es el avance en la construcción de la planta?
El avance de la planta es de un 18 por ciento. Se ha conformado un comité científico que nos ayudará en la investigación para la validación del proceso hasta obtener el carbonato de litio, sin ninguna condición más que convertirse en los primeros clientes de la venta del producto.

Se refiere a empresas privadas que participan de dicho comité, ¿cuáles?
Mitsubishi y Sumitomo, del Japón, y Boyoré, de Francia, aunque esta última todavía no se ha integrado.

¿Cree que el futuro de Bolivia dependa del litio?
No sólo del litio, las potencialidades que tiene la siderurgia son muy grandes. Pero lo que la comunidad internacional debe saber es que Bolivia no será más un proveedor de recursos naturales a precios bajos, para que luego otros nos vendan productos industrializados.

Entonces, ¿sí cree que la industrialización del litio marcará el futuro del país?
Seguro que sí. Aunque repito que no solamente hay que pensar en el litio.

“ Lo que la comunidad internacional debe saber es que Bolivia no será más un proveedor de recursos naturales a precios bajos ”

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